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Ritual del Entierro

Este es un ritual sagrado. Una ceremonia en relación con los hijos que, al no haber nacido, no hemos podido abrazar, escuchar, ver, llevar de la mano, aplaudir, felicitar, orientar y más.


Para realizarlo deberás escoger un objeto preciado. Puede ser el que desees. Pero te recomiendo una piedra. Las piedras son comparables con un pendrive gigantesco, ya que guardan la intención, guardan lo que intencionamos en ellas. Todas las culturas de la antigüedad han dejado sus enseñanzas sobre piedras y, hasta el día de hoy, irradian lo que se les ha grabado. Puede ser una pequeña piedra que puedas tomar con tus manos y decirle lo que sientas para que represente a tu hijo no nacido.


Algo importante es que le des un nombre, el que sientas, de hombre, de mujer o un nombre lindo y genérico que sea de ambos sexos como Alma, Caminante, etc. Podés escribir el nombre sobre la piedra, con marcador indeleble o adjuntarle un papelito donde esté escrito. En el caso en que los no nacidos sean varios te recomiendo hacer las ceremonias por separado, cada una en un día distinto.


Podés escoger la piedra y tenerla junto a vos en un bolsillo, para que se impregne de la energía. Algunas mujeres la llevan en la cartera y la cuelgan a la altura del vientre. También podés colocarla unos días en un ambiente central de la casa, el living, el comedor, por ejemplo. De ese modo esa piedra absorberá la energía familiar, la energía del lugar. Otra opción hermosa es sostener la piedra con la mano delante del tercer ojo a unos treinta centímetros y emitir por unos segundos un sonido propio, el que cada uno sienta. Puede ser desde un sonido cualquiera hasta una canción de cuna. Todo está bien. Es una conexión, un regalo para ese hijo.

 

Luego de unos días, de una semana, por ejemplo, podés hacer el entierro.


Este entierro se hace en línea con los viejos rituales, y para que ese ser vuelva a la Madre Tierra; por lo tanto habrá que hacerlo EN TIERRA. NO en una maceta (aunque..... de no ser posible hacerlo en Tierra, se puede optar por hacerlo en una maceta poniéndole un cartel a la maceta que diga: ”Sucursal de la Madre Tierra”; y esto será suficiente para nuestro inconsciente). NO en el agua, NO en un balcón, sino de manera real y directa en la Tierra. El lugar puede ser un sitio especial de nuestra vida, el parque de casa, el patio de la casa materna, una plaza, la orilla de un río, una montaña. Lo importante es que se haga en la tierra. Desde un patio hasta el Himalaya. La Madre Tierra recibe y transmuta, permite la elevación, el paso, la continuidad del camino. Esto no es nuevo, esto es antiquísimo.


El entierro es tal cual su nombre lo indica. Hay que realizar un pequeño pozo en la Tierra, depositar allí la piedra o el objeto que hayamos elegido, encima se pone un poquito de azúcar (símbolo de Amor), y estar en total conexión con ese ser que no nació. Olvidarnos por unos momentos de los otros, de los que nacieron, de los que pudieron hacer, como sea, su experiencia terrena. Es el momento para encontrarse en conciencia con el no nacido.


Al realizar el entierro podés decir unas palabras sentidas como: “Aquí estás, sos mi hijo número.... Mi otro hijo es entonces el número..... Perdón, no sabía que aún estabas esperando esta ceremonia, te agradezco el haberme esperado y entiendo que te hayas mostrado para que te vea. Te reconozco, sos mi hijo, y yo soy tu madre/padre. Ya podés descansar en paz y dar el siguiente paso en tu camino, todo el clan te reconoce. A mis otros hijos les hablé/hablaré de vos y cada uno tendrá y conocerá su verdadero lugar porque aquí estás vos, su hermano/a. Gracias por haberme permitido vivir esta experiencia que seguramente me ha hecho crecer. Los dos vinimos a vivirla de este modo y ahora comprendo”.


Estas son sólo palabras de ejemplo de lo mucho que se le puede decir a un hijo no nacido. Es importante que entre tus palabras reciba el reconocimiento, el nombre, el lugar y el pedido de perdón y/o liberación, si así lo sentís.


Mientras le hacés llegar el mensaje a este hijo representado por la piedra, se la va tapando con la tierra y se la entierra. Si el nombre fue puesto en un papel se entierran ambas cosas juntas.

 

Te cuento todo esto para dejar la menor cantidad de dudas posibles pero no es un acto “reglado”; es un acto intuitivo, hacelo como te resuene y decí lo que le resuene. Sólo esta son sugerencias y líneas generales de este ritual.


Entierro finalizado.


Un nuevo ser ha vuelto a la Tierra, un nuevo ser puede ahora, en concordancia con el inconsciente colectivo, continuar su camino. Ya no necesita transitar junto con el siguiente hermano/a porque no encuentra su lugar. Ya es libre y ya libera a su hermano/a. Y lo libera porque ha recibido SU ceremonia en total conciencia.


Una vez que hayas terminado el entierro, te recomiendo que cierres tus ojos e imagines visualmente como ese ser asciende por un camino de luz hasta el cielo. Como se aleja pleno y reconocido en busca de su nuevo lugar en el Universo que le permita continuar su evolución o que, mejor dicho, le permita a tu inconsciente ver que ese ser ya ha dado un nuevo paso en su evolución, liberándose.


Hasta aquí el trabajo de reconocimiento casi ha finalizado. Digo casi porque aún falta algo más y es que sus hermanos nacidos sepan de él. Que sepan que hubo un ser más, un ser que fue concebido y, por las circunstancias que fueren, no llegó a nacer.


Cuenta Pablo Almazán: “Sé que este paso es difícil en muchos casos y por eso quiero ayudar a que pueda ser dado contando que, hasta el día de hoy y con cientos y cientos de participantes de actividades que han decidido abrir esta información al consciente de los hijos, nunca he sabido de una mala reacción por parte de estos. Una nena dijo “ya lo sabía mamá”, otra la abrazó y lloraron juntas, otros recibieron la noticia con un “¿y?”, y su madre pudo ver que el juicio posible de sus hijos no era más que un miedo propio. Otra hija le dijo “yo también mamá tengo un no nacido”. Una consultante escuchaba a su hijo de tres años jugar con una pelota con su amigo invisible y le dijo “¿con quién estás jugando?” “¡con Santino, mamá! Ella asombrada, comprobó que era imposible la casualidad. Santino se iba a llamar su hijo anterior, pero perdió ese embarazo. ¡¡Esto sucede muchas veces!! Saben hasta el nombre del no nacido. ¿Cómo harán tantos niños del mundo para ponerse de acuerdo e inventar una historia llamada “mi amigo invisible”?”


Te felicito por el gran paso que estás dando,
Pau, madre de Mica, enterrada en 2021 en Escobar.

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